A 15 kilómetros de la aldea de El Rocío; a 30 del pueblo de Almonte; a unos 90 de Sevilla, se encuentra la urbanización de Matalascañas-Torre la Higuera, en pleno Coto de Doñana, mar por un lado, dunas de pino, jara, tomillo y romero por el otro. En este, por desgracia, masificado lugar, pero maravilloso, en la entrada principal que llega como prolongación de la carretera Almonte-Matalascañas, donde, por cierto, cada año mueren atropellados muchos linces ibéricos, existe una bella escultura de una sirena marina desde hace unos cuatro años.
Sobre un pequeño pedestal de piedra clara, descansa apoyada en unas especies de pétalos gigantes y sostiene en su mano izquierda un globo blanco (que se ilumina por la noche a modo de pequeño faro). La Sirena de Matalascañas da así la bienvenida a los visitantes de la playa, esbozando una ligerísima sonrisa, misteriosa, similar a la de Mona Lisa.