BRUNO AVEILLAN Y LA MITOLOGÍA EN LA PUBLICIDAD

Hace un tiempo daba a conocer aquí unos vídeos publicitarios que encontré en Yo*t*be cuyos motivos, personajes y ambientaciones hacían referencia a la mitología griega. Por entonces, no ofrecí información alguna sobre su autor. Un error, porque investigando un poco más he encontrado algunas otras maravillas del mismo. Me refiero al director cinematográfico y fotógrafo francés Bruno Aveillan, que ha participado en las más prestigiosas campañas publicitarias.

La línea de anuncios de este autor para el champú Thermalsik con elementos mitológicos se completaba con este otro cuyos personajes principales son una joven y un dragón, que se amansa de impotencia al no poder abrasar a su víctima con su aliento de fuego.

En Occidente, se trata de una imagen clásica de la Edad Media a partir de los relatos de San Miguel y San Jorge, que se enfrentan a un dragón y lo matan. Pero el dragón es también un monstruo arraigado y muy presente en el ficcionario mitológico griego, una especie de enorme serpiente, a veces con garras y varias cabezas. Así, el que guardaba el vellocino de oro y el que custodiaba el manzano de las manzanas de oro del Jardín de las Hespérides. También el que vigilaba la fuente de Ares  y al que mató Cadmo, al igual que al que mató Apolo a flechazos que vivía junto a la fuente del Parnaso, cerca de Delfos. El monstruoso Tifón tenía dragones o serpientes en vez de dedos en las manos y éste en unión con Equidna engendró a la Hidra de Lerna, serpiente de varias cabezas a la que abatió Heracles. En la tragedia Los Persas de Esquilo (versos 81 y 82), el ejército persa es comparada a un «sanguinario dragón de mirada de azul oscuro». En el libro undécimo de la Ilíada se lee que la coraza de Agamenón tenía labrados tres dragones azules (versos 26 y 27) y que la correa de su escudo era un cordón de plata con un dragón azul de tres cabezas enroscado en ella (versos 39 y 40). En el libro III de la misma obra (versos 34 ss. ) leemos que Paris huye de Menelao «Como el que descubre un dragón en la espesura de un monte, se echa con prontitud hacia atrás, tiémblanle las carnes y se aleja con la palidez pintada en sus mejillas…» (la traducción es la de Luis Segalá). Este símil describe, por cierto, justamente la actitud contraria a la de la joven del vídeo, que se encuentra a un dragón en el bosque pero no retrocede ni tiembla ante él ni palidece. En relación con el dragón como símbolo del mal, no puedo resistirme a recordar el nombre de «Drácula», en rumano «Drac-ul», es decir «El Dragón», sobrenombre dado al príncipe de Valaquia Vlad Tepes o Vlad III, conocido también como «El Empalador», personaje en el que se basó Bram Stoker para su Conde Drácula.

Otro anuncio más para esta marca comercial merece la pena destacarse por su calidad visual, aunque no tenga relación con la temática clásica. O tal vez sí tenga cierta relación con el motivo del dragón. Veamos. En primer lugar, el fuego es en él un elemento recurrente; como el de las fauces del dragón, un artista circense escupe fuego con una antorcha. La muchacha que sirve de ayudante en el espectáculo, con capucha azul (como azul es siempre el color asociado al dragón en la mitología griega), es colocada frente a una especie de puerta que simula una gran boca de dragón con un letrero en su parte superior en el que se puede leer «Monsters Paradise». Casualmente, las empuñadoras de los cuchillos con fuego que arroja el mago son cabezas de dragón.

Y, por último, este otro, en el que la música es capaz de vencer a una escultural cariátide que toma vida como una terrible harpía y a una lámpara de cristal que hace lo propio en forma de dragón (parece como si los motivos del fuego y del dragón se repitieran en el ideario estético de Aveillan)

Espero que les gusten los vídeos.