Utopía (Del griego οὐ, “no”, y τόπος, “lugar”: “lugar que no existe”).
1. f. Plan, proyecto, doctrina o sistema deseable que parece de muy difícil realización.
2. f. Representación imaginativa de una sociedad futura de características favorecedoras del bien humano.
Diccionario de la Real Academia Española
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-Ahora vas a ver algo que nunca has visto.
Me tendió con cuidado un ejemplar de la Utopía de More, impreso en Basilea en el año 1518 y en el que faltaban hojas y láminas.
Jorge Luis Borges: «Utopía de un hombre que está cansado»
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Hace unas semanas, en los momentos más inauditos y desoladores del confinamiento, cuando más personas fallecían al día en España y aparecían de noche misteriosos desvelos, me levanté un día pensando en Julio Anguita y tuve un desagradable pensamiento o tal vez fuera eso que llaman «presentimiento» o «premonición». Tal inquietud me avergonzó profundamente. ¿Qué maldito derecho tenía mi mente a prefigurar el fallecimiento posible de alguien?
Tal como escribí hace unos días en mi anterior artículo «Julio Anguita: breve semblanza desde las etimologías griegas», compartí mi inquietud en la intimidad de mi casa con extrañeza y tristeza. Hace justo una semana supe la noticia del ingreso hospitalario de Julio Anguita por problemas derivados de su cardiopatía.
Este blog ya se ha asomado a la «Utopía» en varias ocasiones. Aquí se ha llamado unas veces «Luminolandia», otras, al aristofánico modo, «Cucópolis de las Nubes», aun otras «La Atlántida», «La Isla de los Felices» o, más sencillamente, Marinaleda.
Descansa en PAZ, Julio, y sirvan estas palabras del personaje Praxágora de la comedia Las asambleístas de Aristófanes como homenaje para ti y al mundo con el que soñabas.
PRAXÁGORA: Pues bien; que nadie me contradiga ni interrumpa antes de conocer mi sistema y de haberme oído. Quiero que todos los bienes sean comunes, y que todos tengan igual parte en ellos y vivan de los mismos; que no sea éste rico y aquél pobre; que no cultive uno un inmenso campo y otro no tenga donde sepultar su cadáver; que no haya quien lleve cien esclavos y quien carezca de un solo servicio; en una palabra: establezco una vida común e igual para todos.