HELLENIKÁ. RECURSOS DE GRIEGO ANTIGUO

Materiales y recursos de Griego para enseñanza secundaria. Experiencias, propuestas didácticas y temas variados.

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    Ricardo L. Rodríguez., profesor de Enseñanza Secundaria de Griego. Blog dedicado a mis alumnos/as de Bachillerato, y a estudios de filología griega y tradición clásica. Alguna vez se colarán temas variados e incluso alguna historia personal.

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Posts Tagged ‘Borges’

Hitchcock para un helenista: 40 años de su muerte

Posted by Ricardo en 29 abril, 2020

«Creo, sin embargo, que el público se compadece de Janet Leigh en el momento de su muerte».

Alfred Hitchcock en Truffaut, F.: El cine según Hitchcock. Madrid, 2016, p. 285

Buenas noches.

Son tiempos extraños y luctuosos. Hay que sobreponerse pronto y reconstruir en optimismo. Me pregunto qué puede aportar ahora socialmente un helenista, un profesor de Enseñanza Secundaria de Griego y de Cultura Clásica, aparte de hacer llegar un poco de candor y humanidad a su alumnado mientras les habla en una vídeo conferencia de Homero, de etimologías, de las fábulas de Esopo o los textos mitológicos de Apolodoro. Del alfabeto griego y su pronunciación, de «El aprendiz de Brujo» de Luciano de Samosata y del vídeo juego «The first hero» (para estar a la última en eso de lo que ahora se llama «gamificación», por más que estuviera inventado desde hace mucho). Y uno no puede evitar sentirse pequeño. Pequeño ante quienes -tantos profesionales, no solo del ámbito sanitario, aunque estos sean los más expuestos-, como falange espartana, mantienen la formación, la primera línea de formación, sin desmayo.

Ha pasado mucho tiempo desde que Jorge Luis Borges fue nombrado «bisabuelo» por mí mismo para el curso de 2º. de Bachillerato. Bisabuelo de cada promoción de estudiantes a quienes acompaño en su despedida de la Enseñanza Secundaria desde hace 18 cursos escolares. Después de una candidatura que ha durado más años de los que debiera, desde que empezara a postularse y a hablarse de ÉL en las mismísimas aulas de Griego II de 2º. de Bachillerato, hoy mismo, ex-aqueo con el maestro argentino y en conmemoración de los 40 años de su fallecimiento, Sir Alfred Hitchcock, Hitchcock, Hitch acaba de ser nombrado «bisabuelo» de la que ya, entre bromas, conocemos como «La Promoción Coronavirus» de 2º. de Bachillerato. Todo un acontecimiento.

Decía «ex-aequo», sí, porque si viviera Plutarco actualmente y escribiera sus Vidas paralelas, no habría de tener dudas en emparejar a Borges y a Hitch. Tal vez, dentro de ese título, se escondiera más bien un «obras paralelas».

Para empezar, ambos nacieron el mismo mes del mismo año, con tan solo unos días de diferencia (agosto de 1899). Y, aunque no he encontrado ni rastro en la bibliografía del «maestro del suspense» (y aseguro que he leído en los últimos meses una buena cantidad de los libros que la conforman) que nos ponga sobre la pista de un supuesto Hitchcock como lector de Borges, sí está bien documentada la predilección del argentino como espectador de cine por las películas de Hitchcock (1), especialmente, cómo no, por Psicosis, en donde el argentino veía una variante fílmica del tópico literario del doble, cuyo origen está en la historia mitológica de la usurpación de la imagen física del rey Anfitrión por el dios Zeus y en su continuidad en la comedia Anfitrión de Plauto, donde también Hermes, hijo de Zeus, toma el aspecto de Sosias, esclavo de Anfitrión.

María Esther Vázquez: -Las películas de suspenso tambien te gustan mucho. ¿Cuántas veces viste «Psicosis»?

Jorge Luis Borges: -Muchas en verdad. He sentido el enfermizo placer del horror, como lo siente todo el mundo, y me doy cuenta de que es una debilidad mía. Pero, en el caso de «Psicosis» me interesa la ingeniosa y a la vez patética idea de alguien que cree ser la persona que él ha matado. Es otra variación sobre el tema del doble, que es tan atractivo. (2)

…………..

María Esther Vázquez: -Esto me recuerda el tema del film «Psicosis», de Hitchcock, que muchas veces hemos comentado.

Jorge Luis Borges: -En ese film un muchacho mata a su madre. Luego guarda el cadáver y cree a veces ser su propia madre y llega a desdoblarse y a mantener diálogos con ella y, al final, la madre traiciona al hijo, lo acusa de haber cometido los crímenes que ella ha cometido. Pero la madre no sabe que ella es el hijo. Ese tema del desdoblamiento tiene raíces de superstición en muchos países. Tenemos en alemán la palabra Doppelgänger, y en Escocia fetch, que también es el doble y se dice de las personas que ven el «doble» poco antes de morir. (3)

…………..

María Esther Vázquez: -¿Qué pensás del psicoanálisis?

Jorge Luis Borges: -Podría atreverme a decir que carece quizá de toda virtud curativa, que el psicoanálisis puede haber inventado hechos imaginarios pero, aplicado a la crítica literaria, es absurdo. Es absurdo psicoanalizar a Macbeth o a Hamlet. En cambio, el psicoanálisis es muy importante como estímulo para la imaginación literaria y -ya lo hemos visto en el caso de «Psicosis»- para la invención de películas fantásticas. (4)

…………..

Y en una entrevista concedida al diario español El País en el verano de 1983, dice:

«He visto Psicosis más de 10 veces, tantas que ya sabía cuándo tenía que cerrar los ojos para no ver la momia» (5). Además, Ángel Faretta (6) afirma en una entrevista que la última película que llegó a «ver» Borges fue «Psycho».

Junto con la fascinación que, al parecer, sentía Borges por el cine de Hitchcock, motivos fecundos en sus obras y de amplia exégesis acercan a ambos. Así, el tema del otro, del doble, antes comentado a propósito de Psicosis, del hombre equivocado, del hombre tras las apariciencias falsas, los desdoblamientos de personalidad de sus personajes, las escaleras que se alargan y conectan espacios cual laberintos. Los espejos, ¡ah, esos espejos!, que se emparejan con el motivo del doble porque duplican, triplican o multiplican falazmente a las personas. El jugueteo con el espectador-lector al modo de esfinges que propusieran acertijos o enigmas para ser desentrañados y la trama policial o detectivesca. El artificio, las pistas falsas y los caminos equivocados.  El laberinto explícito y el ímplicito reflejado en la espiral, símbolo cósmico. La fascinación por los relatos de E. A. Poe.

Y, por último, el merecido premio que les fue negado. A Hitchcock, el Óscar de la Academia de Hollywood al mejor director; a Borges, el Nobel de la Academia Sueca.

Pero, a estas alturas, si algún clasicista ha tenido la paciencia de leer las líneas que van dando vida a este artículo, tal vez se pregunte dónde está el nexo de unión entre Hitchcock y un helenista.

Lamentablemente, no quisiera extenderme en demasía en la explicación. No es un blog el soporte adecuado para larguísimas disquisiciones teóricas. Tampoco quisiera, como en otras ocasiones, ser plagiado inadecuadamente por algún diletante, con más tiempo que yo para escribir, investigar y, probablemente, también más inteligente o, al menos, más listo.

Pues bien, en su reseña al libro de Mark W. Padilla Classical Myth in Four Films of Alfred Hitchcock  (Lanham, 2016), Alejandro Valderde García destacaba de manera entusiasta que «…lo que todavía no se nos había ocurrido era que toda la obra artística del mago del suspense podía releerse desde la perspectiva de la tradición clásica. Esta es precisamente la gran novedad que aporta este estudio monográfico firmado por el profesor de Estudios Clásicos de la Universidad Christopher Newport de Virginia Mark W. Padilla»(7). Pues mira por dónde, a mí ya hacía tiempo que se me había ocurrido. Y no solo porque viera las letras griegas en las películas de Hitchcock y me resultaran las imágenes útiles para enseñar a mis alumnos el alfabeto griego.

(Paul Newman escribe la letra π en el suelo como señal de reconocimiento)

(Anotación del protagonista de «Cortina rasgada»)

Al igual que el profesor Padilla en el marco de su curso «Dial M for Myth» donde proponía a su alumnado «…una reflexión sobre el peso de la cultura clásica en la formación de Alfred Hitchcock…» (8), también yo planteaba en mis clases, pero ya desde finales del 2009 y principios del 2010, ese peso, influencia o huella de la cultura clásica en la obra de Hitchcock. Y mis alumnas (ese curso solo había chicas en el 2º. de Bachillerato de Humanidades) se quedaban estupefactas ante la escena del asesinato en la ducha de «Psicosis». Estupefactas de ver cine en blanco y negro y estupefactas porque la visión de aquella escena de la ducha, que a las generaciones anteriores nos había sobrecogido, a ellas las dejaba indiferentes. Los tiempos van cambiando.

Incluso cuando la vida me ponía a mí mismo en un pequeño argumento hitchcockiano como un falso culpable, como un hombre equivocado, como un detenido por error de la policía y me debatía por cómo salir de aquella terrible situación como Henry Fonda en «Falso culpable» (1956), encontraba el momento y urdía relaciones entre el director británico y la literatura griega antigua. No en vano una famosa película de Hitch, «Los pájaros» (1963) comparte exactamente el mismo título con una famosa comedia aristofánica escrita en 414 a. C. Y más aún, reflexionaba sobre quién había sido el inventor de aquello que Hitchcock llamó el «Mcguffin» y en Hollywood se le conocía como «Arenque rojo» (Red herring), atisbando la conclusión de que se trataba de una invención de Sófocles en su Edipo Rey.

Este método de análisis y estudio que practicaba se vio completado durante los años siguientes (2013). Así, señalaba ciertas «intertextualidades» entre algunas películas del maestro del suspense y ciertas tragedias griegas, especialmente el precedente de la puesta en escena de un asesinato en un cuarto de baño en el Agamenón de Esquilo (458 a. C.) y comparaba la técnica trágica para infundir el terror en el espectador por medio de la sugerencia de los acontecimientos y no de su visión directa con la celebérrima escena de Hitchock, icono universal ya del cine y de la cultura moderna. Veámosla una y mil veces más.

Por supuesto, he seguido profundizando en ese método de estudio y análisis del cine de Alfred Hitchcock.

Si, para finalizar, nos damos a uno de esos juegos de adivinanzas a los que le gustaba jugar a Hitchcock con el espectador, y a Borges con el lector, lean estos versos líricos del Agamenón de Esquilo (731-736, la traducción es mía), ya citado, e imaginen a qué personaje y de qué película del «maestro del suspense» pudieran aplicarse certeramente.

«…se empapó la casa de sangre,

inevitable dolor para sus moradores,

enorme ruina exterminadora.

De lo alto vino un sacerdote del crimen

criado en la casa.»

(Este artículo está dedicado al alumnado de Griego II de 2º. de Bachillerato de todas las promociones del I.E.S. El Calero a las que he impartido clase, desde la promoción 2008-09 hasta la de este curso, pero muy especialmente y, debido a las circunstancias, a la promoción 2019-20: a Alicia, Bianca, Carlo, Irene, Jerome y Paula)

____________________________

(1) Por ejemplo en la libro de entrevista de María Esther Vázquez Borges, sus días y su tiempo (Buenos Aires, 1984).

(2) Ibid. p. 97

(3) Ibid. p. 145

(4) Ibid. p. 157

(5) Jorge Luis Borges: «Empiezo a saber quién soy», entrevista realizada por Maruja Torres el 29 de agosto de 1983.

(6) Ángel Faretta es autor del libro Hitchcock en obra (2019).

(7) https://www.academia.edu/37943042/Mark_W._Padilla_Classical_Myth_in_Four_Films_of_Alfred_Hitchcock_Filmhistoria_Online_28_1-2_2018_pp._219-221

(8) Ibidem

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LA ODISEA, ARGOS, CANELO Y LA VIDA MISMA

Posted by Ricardo en 17 mayo, 2010

«Imágenes, símbolos, mitos, no son creaciones irresponsables de la psique; responden a una necesidad y llenan una función: dejar al desnudo las modalidades más secretas del ser»

Mircea Eliade (1)

Leemos en el cuento de Jorge Luis Borges «El inmortal»:

“Homero compuso la Odisea; postulando un plazo infinito, con infinitas circunstancias y cambios, lo imposible es no componer, siquiera una vez, la Odisea.»

Y yo añado a eso que lo imposible es no VIVIR siquiera una vez alguna de sus circunstancias.

Ricardo Palma, en sus Tradiciones peruanas, nos cuenta un pequeño relato  en el que un extranjero desconocido, al que siempre acompaña fielmente un perro de agua, llega a Lima, se  queda prendado de una  joven casada y pasa un tiempo pretendiendo a esta virtuosa dama. Cuando la negativa de ella, firme y contundente, llega, el extanjero le clava un puñal en plena calle y, horrorizado por su crimen, termina disparándose en la cabeza. El hombre no es enterrado en lugar santo y ninguno de los que fueron sus amigos en vida fue a darle el último adiós.

Ni los compañeros de libertinaje con quienes derrochara sus caudales el infeliz joven dieron muestra de aflicción por su horrible desventura. Y eso que en vida contaba los amigos por docenas.

Rectifico. La fosa de Mauro Cordato tuvo durante tres días un guardián leal que no permitió se acercase nadie a profanarla; que se mantuvo firme en su puesto, sin comer ni beber, como el centinela que cumple con la consigna, y que al fin quedó sobre la tumba muerto de inanición.

Desde entonces, y no sin razón, los viejos de Lima dieron en decir: «El mejor amigo… un perro». (2)

Un salto de más de un siglo nos lleva a Cádiz. En la «Tacita de Plata» un señor afectado del riñón iba asiduamente al Hospital Puerta del Mar para su tratamiento de diálisis. Su perro Canelo lo acompañaba siempre y lo esperaba en la puerta del hospital. En una de estas revisiones el señor falleció dentro del recinto hospitalario. Canelo esperó, como siempre, fielmente a su dueño en la puerta… ¡12 años!, hasta que, viejo, muy viejo como era, lo atropelló un coche al cruzar la calle. A los pocos meses de estar Canelo a las puertas del hospital, los trabajadores de la perrera municipal se lo llevaron, pero el pueblo gaditano solicitó su indulto. La asociación Agadén lo adoptó y se encargó de cuidar de él.  Pero el perro nunca permanecía con la familia que lo adoptaba mucho tiempo y volvía una y otra vez a la puerta del hospital a esperar a su querido amigo. La gente de Cádiz lo cuidaba y Canelo se convirtió en el perro del pueblo, en el perro de todos.

Foto de Canelo ya envejecido (imagen vista aquí)

En Cádiz tiene dedicado el callejón anexo al hospital en el que solía merodear y un relieve en la pared recuerda a este excepcional animal.

Relieve en homenaje a Canelo (Imagen vista aquí)

A estas alturas, con las pistas del título, muchos/as amigos/as, ya sabrán lo que viene a continuación. Es la historia de un rey griego que fue a la guerra de Troya y que, en el momento de marcharse de su tierra querida, criaba a un perro adiestrándolo como cazador. Es la historia de un rey griego que estuvo diez años en la guerra y diez años vagando perdido por el Mediterráneo. La historia de un náufrago que consiguió llegar a su patria y que, por consejo de una diosa, se disfrazó de mendigo para que no lo reconocieran sus enemigos. La historia, en fin, de un perro escuálido de veinte años tirado en un montón de estiercol; un perro que fue el único que reconoció a su dueño,  que movió la cola y que, sin poderse levantar por su debilidad, murió satisfecho tras haber vuelto a ver al que tanto quería. (3)

Así éstos conversaban. Y un perro que estaba echado, alzó la cabeza y las orejas: era Argos, el can del paciente Odiseo, a quien éste había criado, aunque luego no se aprovechó del mismo porque tuvo que partir a la sagrada Ilión. Anteriormente llevábanlo los jóvenes a correr cabras montesas, ciervos y liebres; mas entonces, en la ausencia de su dueño yacía abandonado sobre mucho fimo de mulos y de bueyes que vertían junto a la puerta a fin de que los siervos de Odiseo lo tomasen para estercolar los dilatados campos: allí estaba tendido Argos, todo lleno de garrapatas. Al advertir que Odiseo se aproximaba, le halagó con la cola y dejó caer ambas orejas, mas ya no pudo salir al encuentro de su amo; y éste cuando lo vio enjugóse una lágrima que con facilidad logró ocultar a Eumeo, a quien hizo después esta pregunta:

—¡Eumeo! Es de admirar que este can yazga en el fimo, pues su cuerpo es hermoso; aunque ignoro si, con tal belleza, fue ligero para correr o como los que algunos tienen en su mesa y sólo por lujo los crían sus señores.

Y tú le respondiste así, porquerizo Eumeo:

—Ese can perteneció a un hombre que ha muerto lejos de nosotros. Si fuese tal como era en el cuerpo y en la actividad cuando Odiseo lo dejó al irse a Troya, pronto admirarías su ligereza y su vigor: no se le escapaba ninguna fiera que levantase, ni aun en lo más hondo de intrincada selva, porque era sumamente hábil en seguir un rastro. Mas ahora abrúmanle los males a causa de que su amo murió fuera de la patria, y las negligentes mozas no lo cuidan, porque los siervos, así que el amo deja de mandarlos, no quieren trabajar como es razón; que el largovidente Zeus le quita al hombre la mitad de la virtud el mismo día en que cae esclavo.

Diciendo así, entróse por el cómodo palacio y se fue derecho a la sala, hacia los ilustres pretendientes. Entonces la Moira de la negra muerte se apoderó de Argos después que tornara a ver a Odiseo al vigésimo año. (4)

¡Qué historias las de la Odisea!

________________________

(1) Eliade, M.: El mito del eterno retorno. Madrid, 1982 (4), p. 12

(2) Ricardo Palma: «El mejor amigo, un perro»

(3) Véase también la historia del perro Hachiko.

(4) Odisea, XVII, 290-326, traducción de Luis Segalá y Estalella.

Así éstos conversaban. Y un perro que estaba echado, alzó la cabeza y las orejas: era Argos, el can del paciente Odiseo, a quien éste había criado, aunque luego no se aprovechó del mismo porque tuvo que partir a la sagrada Ilión. Anteriormente llevábanlo los jóvenes a correr cabras montesas, ciervos y liebres; mas entonces, en la ausencia de su dueño yacía abandonado sobre mucho fimo de mulos y de bueyes que vertían junto a la puerta a fin de que los siervos de Odiseo lo tomasen para estercolar los dilatados campos: allí estaba tendido Argos, todo lleno de garrapatas. Al advertir que Odiseo se aproximaba, le halagó con la cola y dejó caer ambas orejas, mas ya no pudo salir al encuentro de su amo; y éste cuando lo vio enjugóse una lágrima que con facilidad logró ocultar a Eumeo, a quien hizo después esta pregunta:
306 —¡Eumeo! Es de admirar que este can yazga en el fimo, pues su cuerpo es hermoso; aunque ignoro si, con tal belleza, fue ligero para correr o como los que algunos tienen en su mesa y sólo por lujo los crían sus señores.
311 Y tú le respondiste así, porquerizo Eumeo:
312 —Ese can perteneció a un hombre que ha muerto lejos de nosotros. Si fuese tal como era en el cuerpo y en la actividad cuando Odiseo lo dejó al irse a Troya, pronto admirarías su ligereza y su vigor: no se le escapaba ninguna fiera que levantase, ni aun en lo más hondo de intrincada selva, porque era sumamente hábil en seguir un rastro. Mas ahora abrúmanle los males a causa de que su amo murió fuera de la patria, y las negligentes mozas no lo cuidan, porque los siervos, así que el amo deja de mandarlos, no quieren trabajar como es razón; que el largovidente Zeus le quita al hombre la mitad de la virtud el mismo día en que cae esclavo.
324 Diciendo así, entróse por el cómodo palacio y se fue derecho a la sala, hacia los ilustres pretendientes. Entonces la Moira de la negra muerte se apoderó de Argos después que tornara a ver a Odiseo al vigésimo año.

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κύων ὅδε κεῖτ’ ἐνὶ κόπρῳ (Tarea para 2º. de Bachillerato)

Posted by Ricardo en 24 octubre, 2009

Ciudad en el desierto«El inmortal» es un cuento de Jorge Luis Borges incluido en su obra El Aleph. Se trata de uno de sus relatos más elaborados. En él, Marco Flaminio Rufo, tribuno de legión bajo el mandato en Roma del emperador Diocleciano, encabeza una expedición desde Egipto para encontrar el río que otorga la inmortalidad y la ciudad de los hombres inmortales. Atravesando el desierto, en una tormenta de arena, Marco Flaminio Rufo se pierde, es herido y se queda sin sentido. Cuando despierta se encuentra en un desconocido lugar acompañado por algunos trogloditas, hombres salvajes y deformes que no saben hablar. Cerca de allí, se alza la ciudad de los inmortales y también discurre un oscuro riachuelo del que todos beben. Uno de los trogloditas sigue al tribuno de lejos a todas partes. Marco Flaminio Rufo decide explorar la ciudad de los inmortales pero la encuentra vacía y abandona. Un día de lluvia, los trogloditas salen de sus nichos para que el agua les caiga por encima. Marco Flaminio Rufo ve que Argos está llorando y lo  llama desde lejos en voz alta.

«Entonces, con mansa admiración , como si descubriera una cosa perdida y olvidada hace mucho tiempo, Argos balbuceó estas palabras: Argos, perro de Ulises. Y después, también sin mirarme; `Este perro tirado en el estiercol´.»

A continuación, tendrán que investigar un poco para contestar las siguientes preguntas:

  1. ¿Quién es Argos? ¿Cuál es su historia relacionada con la de Ulises?
  2. ¿Por qué Marco Flaminio Rufo llama al troglodita que lo sigue «Argos»?
  3. ¿Por qué el troglodita de pronto dice la frase «Este perro tirado en el estiércol»?
  4. ¿Cómo crees que termina esta parte del cuento tras las palabras del troglodita?
  5. ¿Quién crees que es realmente ese troglodita?

*La imagen ha sido visto aquí

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BORGES Y LAS CUATRO HISTORIAS

Posted by Ricardo en 21 septiembre, 2009

El oro de los tigres de Jorge Luis Borges se publicó en el año 1972. En este libro se incluye su breve apólogo «Los cuatro ciclos»,  en el que el argentino expresaba una adhesión absoluta por la tradición literaria griega y los mitos clásicos. He aquí el relato.

Los cuatro ciclos (1)

Cuatro son las historias. Una, la más antigua, es la de una fuerte ciudad que cercan y defienden hombres valientes. Los defensores saben que la ciudad será entregada al hierro  y al fuego y que su batalla es inútil; el más famoso de los agresores Aquiles, sabe que su destino es morir antes de la victoria. Los siglos fueron agrandando elementos de magia. Se dijo que Helena de Troya, por la cual los ejércitos murieron, era una hermosa nube, una sombra; se dijo que el gran caballo hueco en el que se ocultaron los griegos era también una apariencia. Homero no habrá sido el primer poeta que refirió la fábula; alguien, en el siglo catorce dejó esta línea que anda por mi memoria: The borgh britened and brent to brondes and askes. Dante Gabriel Rosseti imaginaría que la suerte de Troya quedó sellada en aquel instante en que Paris arde en amor de Helena; Yeats elegirá el instante en que se confunden Leda y el cisne que era un dios.

Otra, que se vincula a la primera, es la de un regreso. El de Ulises, que, al cabo de diez años de errar por mares peligrosos y de demorarse en islas de encantamiento, vuelve a su Itaca; el de las divinidades del Norte que, una vez destruida la tierra, la ven surgir del mar, verde y lúcida, y hallan perdidas en el césped las piezas del ajedrez con que antes jugaron.

La tercera historia es la de una busca. Podemos ver en ella una variación de la forma anterior. Jasón y el Vellocino; los treinta pájaros del persa, que cruzan montañas y mares y ven la cara de su Dios, el Simurg, que es cada uno de ellos y todos. En el pasado toda empresa era venturosa. Alguien robaba, al fin, las prohibidas manzanas de oro; alguien al fin, merecía la conquista del Grial. Ahora, la busca está condenada al fracaso. El capitán Ahab da con la ballena y la ballena los deshace; los héroes de James o de Kafka sólo pueden esperar la derrota. Somos tan pobres  de valor y de fe que ya el happy-ending no es otra cosa que un halago industrial. No podemos creer en el cielo, pero sí en el infierno.

La última historia es la del sacrificio de un dios. Atiis, en Frigia se mutila y mata; Odín, sacrificado a Odín. El Mismo a Sí Mismo, pende del árbol nueve noches enteras y es herido de lanza; Cristo es crucificado por los romanos.

Cuatro son las historias. Durante el tiempo que nos queda seguiremos narrándolas, transformadas.

………………………………………………………….

La primera historia es la historia de una guerra de asedio y está narrada en la Ilíada. ¿Cuándo quedó sellado el destino fatal de Troya? ¿Tal vez cuando Laomedonte incurrió en hýbris incumpliendo su trato con Poseidón y Apolo; o bien cuando el pastor que era un príncipe le otorgó la manzana de la belleza a Afrodita? ¿Qué quiere decir el quinto verso del primer libro de la Ilíada («y el plan de Zeus se cumplía»)? ¿A quién se llevó Paris a Troya: a Helena o a una doble fantasmal? (2) ¿Qué podían hacer los seres humanos si ya no eran más que marionetas manejadas por los dioses?

La segunda historia es continuación de la primera: terminada la guerra, los héroes  aqueos victoriosos vuelven a su patria. Regresan, pero uno de sus caudillos, Odiseo-Ulises, se pierde en el mar y vaga durante diez años hasta llegar a su casa y reencontrarse con su familia. Este es el argumento de la Odisea. ¿No somos todos acaso Ulises? ¿No nos perdemos alguna vez en mares ignotos? ¿Por qué vida no han pasado Sirenas, Circes y Calipsos? ¿Y el ánsia por llegar? ¿Y el viaje? ¿Y la espera? ¿Y el reencuentro?  ¿No es nuestra vida una Odisea?

La Ilíada y la Odisea se atribuyen (aunque con reservas) a Homero.

La tercera historia, la del viaje de Jasón y los Argonautas en busca del vellocino de oro, la escribió Apolonio de Rodas en las Argonáuticas. El viaje de Jasón y sus compañeros, de ida y vuelta, estuvo lleno de peligros y de aventuras, algunas de ellas idénticas a las de la Odisea (Escila y Caribdis, encuentro con las Sirenas). ¿Sabemos qué queremos? ¿Qué buscamos? ¿Para qué nos sirve lo que buscamos? ¿Cuándo encontraremos a nuestro Simurgh?.

Hasta aquí, Borges cita las fuentes griegas como ejemplo arquetípico de las historias literarias posibles. Pero en la cuarta… En la cuarta, la que corresponde al sacrificio de un dios, se le olvidó al argentino citar a Prometeo, el titán benefactor de la humanidad que robó el fuego a Zeus para entregárselo a los seres humanos. Por ello, Prometeo fue castigado y encadenado a una roca. Un águila la roía las entrañas de día y de noche se le regeneraban (3). Esta historia se encuentra en la tragedia de Esquilo  Prometeo encadenado. ¿Somos Zeus o Prometeo? ¿Cómo contribuimos al bien común los seres humanos? ¿Dónde queda nuestro espíritu de sacrificio?

Si a partir de estos cuatro ejemplos sólo podemos esperar variaciones, ¿se ha agotado la literatura?, ¿se han agotado los argumentos? La literatura griega está en nosotros y en nuestras vidas. Este curso la estudiaremos desde un punto de vista diferente.

__________________________________

(1) Jorge Luis Borges: El oro de los tigres. En Prosa Completa 4. Barcelona, Bruguera, 1985

(2) En la «Palinodia de Helena», Estesícoro de Hímera escribió: «Esta historia no es cierta. Ni fuiste en los barcos bien provistos, ni alcanzaste las ciudades de Troya». Y leemos en la tragedia de Eurípides Helena (habla ella, versos 31 a 35): «Pero Hera, ofendida por no haber vencido a las otras diosas, hizo volar con el viento mi unión con Paris, y no me entrega a mí abrazada al hijo del rey Príamo, sino a un espectro vivo semejante a mí fabricado de aire».

(3) El sacrificio de Prometeo en favor del ser humano y su papel como «justo doliente» ha sido señalado por los exégetas cristianos, comparando al dios griego con Jesucristo.

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BIENVENIDA AL ALUMNADO DE 2º. DE BACHILLERATO

Posted by Ricardo en 17 septiembre, 2009

Vamos a compartir otro curso más juntos. Presiento que va a ser especial. Quiero darles la bienvenida, DESEARLES UN MAGNÍFICO CURSO 2009/10 y mucha suerte en sus estudios. También quiero animarlas  a que participen en el blog con sus comentarios y sus aportaciones.

Para terminar, les dejo con unas frases de quien será nuestro abuelo adoptivo durante el curso, Jorge Luis Borges:

«Cuatro son las historias. Durante el tiempo que nos queda seguiremos narrándolas, transformadas».

Y como hablando de Borges debe estar presente un acertijo, ¿saben a qué cuatro historias se refiere nuestro «abuelo»?

(Imagen vista aquí)

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REVISIÓN DEL CÓMIC ADULTO DE TEMA GRIEGO. Los materiales desconocidos (X)

Posted by Ricardo en 28 abril, 2008

Hacía mucho tiempo que no sabía por dónde empezar el comentario de esta historia. Pensé: «agarra el toro por los cuernos», nunca mejor dicho, porque trata sobre el laberinto y el Minotauro.

«Laberinto» (Guión y dibujos: Jesús Gracia).  Blanco y negro. 10 páginas.

Apareció en el nº. 36 de la revista de cómic Zona 84 (1.987, pp. 67-76), ya descatalogada. Se trata de una interpretación simbólica del mito de Teseo y el Minotauro de Creta. Todo el relato es sin palabras. Eso, junto a sus juegos gráficos de complejo simbolismo hacen que una posible interpretación de esta historia sea muy difícil.

En suma, la descripción del relato es la siguiente: un joven (que representa muy posiblemente a Teseo) llega a un gran castillo en el que entra. Allí es desnudado y vestido de arlequín. Se rompe un espejo. El joven camina por el castillo mientras escondido lo contempla el Minotauro. Una especie de divinidad femenina salida de una pared del castillo le entrega al joven un espejo de mano. El joven sigue caminando por el castillo hasta que es atacado sorpresivamente por el Minotauro. Para defenderse, el joven golpea con el espejo de mano en la cabeza al Minotauro, que muere. Mientras el joven se recupera, contempla al Minotauro muerto, al que se le comienza a metamorfosear su cara de toro por la cara del joven. Desprendiéndose de su vestido de arlequín, el joven es ahora el Minotauro y se agazapa en una esquina donde parece que duerme o llora.

    

Posibles interpretaciones (complentarias entre sí, no necesariamente excluyentes):

-Todos somos Teseos y Minotauros. Todos tenemos una bestia a la que enfrentarnos y derrotar.

– No es posible acabar con el Minotauro, el que le da muerte ocupará su puesto en el laberinto. El ser humano está atrapado en un laberinto.

– La búsqueda del Minotauro por Teseo es la búsqueda de uno mismo por uno mismo. Minotauro y Teseo son un mismo ser.

– En consecuencia de lo anterior. La lucha del héroe con la bestia híbrida es una lucha interna que sostenemos con nosotros mismos.

– El laberinto representa la vida («laberinto exterior»). La búsqueda del Minotauro es la búsqueda de la esencia o significado de la vida («laberinto interior»), el encuentro o desencuentro de uno mismo con uno mismo.

– El camino recorrido en el laberinto es el camino recorrido en la vida.

«…El reflejo

de tu cara ya es otro en el espejo

y el día es un dudoso laberinto»

J. L. Borges: fragmento del poema «Nubes (I)»

«No habrá nunca una puerta. Estás adentro

 y el alcázar abarca el universo

 y no tiene ni anverso ni reverso

 ni externo muro ni secreto centro.

No esperes que el rigor de tu camino

que tercamente se bifurca en otro,

tendrá fin. Es de hierro tu destino

como tu juez. No aguardes la embestida

 del toro que es un hombre y cura extraña

 forma plural de horror a la maraña

de interminable piedra entretejida.

No existe. Nada esperes. Ni siquiera

en el negro crepúsculo la fiera»

J. L. Borges: «El laberinto»

 Si alguien está interesado en el cómic puede ponerse en contacto conmigo. Y, por cierto, si alguien puede aportar otras interpretaciones que arrojen luz sobre el significado de esta historieta, las recibiré encantado.

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EL MITO DE TESEO Y EL MINOTAURO: LITERATURA Y CÓMIC (III)

Posted by Ricardo en 26 febrero, 2008

Es un proyecto que tengo pendiente desde que allá por la primavera de 2.005 animé a mi alumno Justo F. R. (muy aficionado al dibujo) a que lo hiciera: la adaptación del cuento de J. L. Borges «La casa de Asterión» al cómic. Mi intención era hacer de forma paralela  a Justo mi propia adaptación y, de hecho, comencé con el guión y algunas viñetas, pero no llegué nunca a terminar la historieta. Me gustaría retomar este proyecto y llevarlo a término, pero nunca encuentro el tiempo suficiente. De momento, dejo aquí dos viñetas como anticipo, a ver si me animo y pronto puedo publicarlo completo.

2-vinetas-para-blog.jpg

Las partes I y II de esta misma serie pueden leerse en mi antiguo blog, en los archivos del mes de noviembre de 2.007.

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