HELLENIKÁ. RECURSOS DE GRIEGO ANTIGUO

Materiales y recursos de Griego para enseñanza secundaria. Experiencias, propuestas didácticas y temas variados.

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    Ricardo L. Rodríguez., profesor de Enseñanza Secundaria de Griego. Blog dedicado a mis alumnos/as de Bachillerato, y a estudios de filología griega y tradición clásica. Alguna vez se colarán temas variados e incluso alguna historia personal.

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CUENTOS DE RATONES: NUEVAS AVENTURAS DE LEO

Posted by Ricardo en 7 junio, 2009

Antes de la unión de Leo y Quinquecita y de que ambos formaran la gran familia que llegaron a ser, Leo vivió grandes aventuras por la galaxia y por otros mundos, incluida la Tierra. Recordemos que Leo vivía feliz y tranquilo en su  casa del tronco del álamo y que convivía en paz y armonía con todos los pájaros de Cucópolis de las Nubes.

Knya o Culebrina

Knya o "Culebrina"

Una de las primeras cosas que hizo al llegar a este simpático planeta, conocido también como Coquinefelandia, fue adoptar como padrino a una cría de colibrí que había perdido a sus padres en un desgraciado accidente. La cría fue encontrada por un gorrión volandero, sola y desamparada en su nido. El gorrión se apiadó de ella, la recogió y la dejó en el refugio estatal para crías huérfanas. La adopción por Leo de la pequeña colibrí le fue sugerida por su buen amigo el mirlo cartero de Cucópolis, porque así comprendería mejor a los pájaros entre los que vivía y, a su vez, Leo ganaría consideración entre ellos en la idea de que también él había sido “adoptado” por éstos. Así que Leo se convirtió en el padrino y tutor de la pequeña colibrí hasta que ésta se hizo adulta e independiente. Al ratoncillo no se le ocurrió otro nombre para ella que Knya, aunque Tagistes, el mirlo cartero, la llamaba cariñosamente “Culebrina”, porque, de pequeña que era, le parecía un gusanillo o pequeña culebra más que un colibrí. En pocas semanas, Knya volaba ya sola y libaba con avidez de las grandes flores del planeta pajaril.

Desprendido pronto de la responsabilidad hacia Knya (si bien Leo siempre mantuvo sus lazos de cariño y protección hacia la diminuta colibrí y toda su vida estuvo pendiente de ayudarla en lo que pudiera, incluso los hijos de Leo y Quinquecita la llamaban la “tía Culebrina”), a nuestro ratoncito le vino de pronto el afán de conocer nuevos mundos y vivir otra vez emocionantes aventuras. Tagistes llevó a Luminolandia una carta de Leo a Quinquecita en la que le explicaba el proyecto de su viaje, sus preparativos y su intención de ausentarse de Cucópolis algún tiempo. Su primera idea era la de visitar a Frederick en la Tierra, viaje largo y no exento de peligros por la reciente oleada de cebollarqueros y ajoguerreros (1) que pirateaban la zona sembrando el terror en los mares siderales. Era mejor, sin duda, planear un viaje con pequeñas escalas aquí y allá, antes que uno largo y directo desde Cucópolis a la Tierra,  más peligroso y arriesgado.

Cantárides, Cant para los amigos
Cantárides, «Cant» para los amigos, en acción

Por eso, su viejo amigo, el escarabajo pelotero de la Tierra conocido como Cantárides, “Cant” para los suyos, ayudó de nuevo a Leo en su viaje. Cantárides, por ser un escabarajo totalmente negro, pasaba desapercibido volando por el espacio sideral y, además de su camuflaje natural, el embadurnamiento de su cuerpo en caca de vaca despistaba a los colorradares (2) que rastreaban la zona en busca de nuevas presas. Lo único malo del viaje fue que Leo no tuvo más remedio que ponerse él también camuflaje de caca de vaca, que le llevó Cantárides desde la Tierra en forma de redonda pelotita. Por cierto, que, a su salida de la Tierra, Cantárides fue testigo de un inesperado incidente, pues un águila se llevaba en sus garras a una pequeña liebre que le solicitaba a gritos al escarabajo su ayuda para no morir. Nuestro valiente escarabajo quiso interceder por ella al águila que lo despreció por ser pequeño, negro y feo. El águila remontó el vuelo llevándose a la liebre hasta su nido, pero Cantárides, rápidamente, hizo una de sus famosas pelotas de caca de vaca, persiguió al águila hasta su nido de la montaña y, antes de que ésta pudiera dar muerte a la liebre y comérsela, dejó caer certeramente la pelotita de tan maloliente material sobre el nido, ensuciando a los polluelos del águila que no tuvo más remedio que soltar a la liebre para dedicarse a limpiar a sus crías. La liebre escapó a todo correr montaña abajo mientras le daba las gracias a su salvador. Pues bien, decía que a Leo no le hizo ninguna gracia tener que embadurnarse de caquita, pues los ratones, aunque las personas crean lo contrario, son extremadamente limpios y aseados. De esta guisa viajó Leo a lomos de Cantárides, primero desde Cucópolis de las Nubes hasta la Luna, y desde allí a la Tierra. Por suerte, el truco funcionó a las mil maravillas, pasando los dos amigos inadvertidos para los colorradares y los piratas cebollarqueros y ajoguerreros.

Lo primero que hizo Leo al llegar a la Tierra, antes de ver a Frederick, fue ir a casa de su amigo el jefe de estudios para visitarlo secretamente y comprobar que siguiera bien. No en vano, a este humano le debía Leo las buenas raciones de magdalenas, bizcochos y otras exquisiteces que a menudo se había encontrado a la puerta de su casa cuando vivía en la madriguera del despacho del viejo instituto. Lo encontró rodeado de libros, trabajando en no sabía qué cosa. Con el tiempo se enteró de que aquel humano ya no era jefe de estudios y que se dedicaba a otros menesteres. (3)

Hasta aquí esta primera parte de las nuevas aventuras de Leo. Muy pronto contaré su encuentro con las hadas Upala, Gelana y Belisa, su paso por el planeta conocido como «Oinolandia» y su descripción de las mujeres que allí habitaban, su espeluznante aventura con el Hipopótamo del río sideral y su huida, entre grandes peligros, del planeta llamado «Ailurolandia».

 

Paisaje de Oinolandia
Paisaje del planeta Oinolandia


CONTINUARÁ… (lo prometo)

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 Imágenes:

«Knya o `Culebrina´»: imagen vista aquí.

«Cantárides, `Cant´para los amigos, en acción: imagen vista aquí.

«Paisaje del planeta Oinolandia»: imagen vista aquí.

Notas:

(1) «Cebollarqueros»: seres similares a una cebolla, redondos y con finas capas de piel enrolladas concéntricamente que solían emplear los ejércitos de los planetas siderales como arqueros, pues lanzaban con gran precisión espinas de higos chumbos; «Ajoguerreros»: otra especie de seres parecidos por su forma curva y su olor a sudor rancio a los ajos, pertenecientes a una casta o sociedad que formaba a sus integrantes desde niños únicamente para las batallas. Apreciados por su ferocidad, eran contratados como mercenarios antes de que se dedicaran, junto a sus aliados los cebollarqueros, al oficio de la piratería.

(2) «Colorradares»: seres verduroides formados por sucesivas capas de piel cóncavas que abrían girando sobre sí mismos . Captaban así los olores de cualquier ser animado en un radio de miles de quilómetros y aportaban con gran exactitud su situación. De inteligencia inferior, no obstante, tras la «Gran Alianza» entre cebollarqueros y ajoguerreros, fueron capturados, sometidos y obligados a trabajar como esclavos en las naves de éstos.

(3) NOTA DEL EDITOR: A continuación el relato sigue con un capítulo sobre los muchos e interesantes libros que Leo observó en la mesa del despacho de su viejo amigo humano. El capítulo se titula “Catálogo de los libros del amigo humano de Leo”, pero hay que advertir que no añade nada a las aventuras del ratoncito, que no resultará muy interesante y que quien no quiera leerlo puede saltárselo y seguir leyendo las aventuras de nuestro querido ratón.

Catálogo de libros:

Mirmecantropomaquia: se trata de un libro que relata una batalla épica, la que enfrentó a las hormigas y a los seres humanos. En cierta ciudad de la Tierra, algunos de sus habitantes abandonan la vida en la ciudad por descontento y hastío, asentándose en el campo, en casitas en donde son invadidos, al poco de llegar, por las hormigas, que sienten que se les ha privado de su territorio natural. Comienza entonces una terrible batalla en la que las hormigas están siendo exterminadas sin piedad por los seres humanos. A punto de desaparecer, las abejas interceden ante Zeus por las hormigas. El rey de los dioses otorga a las hormigas nuevos territorios fértiles y apacibles, con abundancia de todo tipo de recursos, solucionando de forma diplomática el conflicto entre ellas y los hombres.

Los viajes de Meluel Twifs: extrañísima obra sobre un ser humano que visita países de gigantes y de enanos, resultando que, en uno y en otro, siempre es como un bicho raro.

Cuentos verídicos de Lamiquiano: serie de pequeños relatos de fantasía en la que se incluyen, por ejemplo, “Candilicia en el país de las jiribillas” (sobre una niña perdida en un bosque de espejos que vive tormentosas aventuras en un país en el que todos sus habitantes están siempre nerviosos), “La comedia de los miopes”, etc.

El coloquio de los seres híbridos: obra filosófica de autor anónimo que parte de la idea o explicación religioso-filosófica de la noción griega de «hýbris» como soberbia, desmesura, falta de equilibrio, etc. En ella, los seres híbridos, extrañas criaturas resultado de mutaciones y mezclas extrañas de animales de distintas especies, son seres de hýbris. El pecado de los primeros progenitores contra los dioses se extiende a los hijos y así sucesivamente. Cada ser híbrido culpa del mal que le aqueja a otro ser híbrido anterior que hace lo propio con sus antecesores y así eternamente. La obra pretende mostrar cómo la responsabilidad sobre un error cometido debe afrontarse y asumirse con responsabilidad.

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