Alumnos/as de Bachillerato: se acerca el 1 de noviembre, día de los difuntos y de Halloween. Las creencias en espíritus, fantasmas, espectros, seres vampíricos, demonios, etc, estaba bien arraigada en Grecia desde muy antiguo.
Pueden leer este artículo sobre los seres sobrenaturales con los que se asustaba en Grecia antigua a los niños. También pueden leer este otro sobre el demonio y la posesión demoníaca. Y, por último, este otro sobre fantasmas, espíritus y apariciones en el mundo griego.
A continuación, les dejo una pequeña muestra de textos de la literatura griega muy adecuados para el día de los difuntos… o de Halloween.
1-Invocación a un muerto
En la tragedia de Esquilo Los Persas (472 a. C.) el coro de ancianos persas invoca al rey Darío para que salga de su tumba y las preste su consejo.
Monarca antiguo nuestro, monarca, oh, ven, muestra tu rostro en la parte más alta de tu tumba, hacia ella dirigiendo la amarilla sandalia de tus plantas y mostrando el botón de tu tiara. Ven, oh Darío, padre irreprochable. ¡Eh, eh! Dolores inauditos vas a escuchar, e infaustos, Señor de mi Señor, muestra tu rostro. Una niebla que viene de Estigia sobre nosotros vuela: Que nuestra juventud se ha aniquilado. Ven, oh Darío, padre irreprochable, ¡eh, eh!…
Esquilo. Tragedias completas. Edición de José Alsina Clota. Madrid, 1993, p. 66.
George Romney: «El fantasma de Darío»
2-Te perseguirán hasta la locura y la muerte
Las Erinias eran tres espíritus femeninos que vengaban los delitos de sangre, especialmente de los asesinatos cometidos contra otro miembro de la familia.
En la tragedia de Esquilo Agamenón la esposa de éste, Clitemnestra, lo asesina. El hijo de ambos, Orestes, venga la muerte de su padre por orden de Apolo y asesina a su madre Clitemnestra y al amante de ésta, Egisto. Esto último ocurre en la tragedia Coéforos, tambien de Esquilo. Pronto empieza a actuar la maldición de la sangre derramada de un familiar encarnada en las Erinias, pues la sangre derramada exige más sangre. El fantasma de Clitemnestra vuelve desde el más allá para pedir a las Erinias que acaben con Orestes en la tercera tragedia de esta serie que se llama las Euménides.
Descarga en sus espaldas tu sangriento resuello; con tu hálito extenúalo, el fuego de tu entraña, y ve tras él, y machácalo, al fin, con otro acoso.
Esquilo. Tragedias completas. Edición de José Alsina Clota. Madrid, 1993, p. 380. (136-139)
William Adolphe Bougerau: «Orestes perseguido por las Furias»
3-El fantasma que se hizo pasar por un vivo
El historiador Heródoto (IV, 15) nos cuenta la historia del fantasma de un hombre que se le aparece a otros hombres para encomendarles una misión.
Y que él [el fantasma], tras decir esto, desapareció; los metapontinos dicen que, después de enviar ellos una embajada a Delfos, preguntaron al dios qué significaba la aparición fantasmal de aquel hombre, y que la Pitia les ordenó hacer caso al fantasma…
4-Extrañas voces en la noche
El geógrafo Pausanias nos habla de cómo en la llanura de Maratón, donde se desarrolló una célebre batalla entre los griegos y los persas, podían escucharse por las noches el relinchar de los caballos y las voces de los guerreros que murieron.
Hay un sepulcro individual de Milcíades hijo de Cimón, que murió más tarde, después de fracasar en Paros, y a causa de ello fue llamado a juicio por los atenienses. Allí es posible durante la noche percibir el relinchar de los caballos y la luchas de los hombres. A nadie le ha sido útil llegar allí a propósito para verlo directamente, pero cuando eso sucede sin que se busque o de cualquier otro modo no incurre en la ira de los espíritus.
Pausanias. Descripción de Grecia, I 32, 3-5. Traducción de Mª. C. Herrero. Madrid, 1994.
5-Cómo conjurar a los espíritus malignos
La magia negra en Grecia perseguía provocar la ruina, la enfermedad o incluso la muerte en una persona. Esto se hacía a través de una «atadura» o «ligadura» en las tablillas de maldición. El procedimiento consistía en escribir en una tira de plomo un conjuro con lo que se quería provocar en la víctima. Después se enrollaba y se le clavaban clavos o alfileres. Por último había que depositar la lámina por la noche en una tumba y, a veces, se mataba allí mismo a un animal pequeño (por ejemplo, un gallo), para animar al espíritu de la tumba a que saliera a por la sangre y actuara contra la persona a la que se le había hecho la atadura. Se suponía que el espíritu sería capaz de desenrrollar la lámina de plomo, leerla y buscar a la persona a la que se había maldecido para hacer caer sobre ella su sed de sangre y venganza.
(Texto de una tablilla de maldición con un conjuro para los espíritus malignos)
«Espíritus que vivís bajo tierra… enterrad con gemidos al inscrito en esta maldición silenciadora… Os conjuro a vosotros, espíritus de la fosa común, muertos violenta o prematuramente, insepultos, en el nombre de la que sacude la tierra y ha hecho descender los miembros de Meliouchos y al propio Meliouchos. Os conjuro en el nombre de Achalemorphoph, Achalalagmorph Ousrapio. Haced lo que está aquí inscrito»
López Jimeno, A.: Textos griegos de maleficio. Madrid, 2001, p.127.
Que tengan un feliz y terrorífico fin de semana.