Voy a contarles, niños y niñas, el relato de la mitología griega del rey Edipo, basándome en la narración de Fernán Caballero en su libro La mitología contada a los niños y los grandes hombres de Grecia (Madrid, 1.866).
Layo era el rey de Tebas. En una ocasión fue a consultar al oráculo, que era alguien que respondía las preguntas que otras personas le hacían sobre el futuro. El oráculo le dijo que él moriría a manos del hijo varón que tuviera. Layo le contó esto a su mujer, Yocasta, que estaba embarazada y decidieron abandonar al bebé que tuvieran si era un varón. Así, nació un niño varón y entonces lo abandonaron en el monte para que muriera. Pero unos sirvientes de Pólibo, rey de Corinto, lo encontraron y se lo llevaron a su señor. El rey se apiadó del niño y lo adoptó, llamándolo Edipo. Cuando Edipo se hizo un hombre supo que no era hijo legítimo de los reyes de Corinto, sino que había sido adoptado y se marchó a buscar a sus padres verdaderos. En un camino estrecho se encontró con un anciano, Layo, discutieron y Edipo lo mató sin saber que ese hombre era su padre. Después llegó a una ciudad que se llamaba Tebas, en la que sus habitantes tenían una extraña enfermedad y se morían poco a poco. El oráculo había dicho que esta enfermedad terminaría cuando hubiera alguien que adivinara los acertijos de la Esfinge.
Edipo y la Esfinge, dibujo de un vaso griego
Era esta criatura un ser con la cabeza y el pecho de mujer, las patas de león, cola de dragón y alas de ave. Edipo adivinó los acertijos de la Esfinge, que se suicidó de rabia. Entonces nombraron a Edipo rey de Tebas y se casó con la reina, Yocasta, sin saber que era su madre. Con ella tuvo cuatro hijos, pero con el tiempo vino otra enfermedad a la ciudad. El oráculo, de nuevo, dijo que la enfermedad terminaría cuando se encontrara al asesino de Layo. Así, Edipo se puso a investigar. Yocasta descubrió que Edipo era su hijo y se suicidó sin decir nada a nadie. Por su parte, Edipo, hizo todas las averiguaciones necesarias, dándose cuenta entonces de que él había sido el asesino de Layo, de que se había casado con su madre y de que había tenido hijos con ella. Sin poder soportar este sufrimiento se arrancó los ojos y se desterró de Tebas. Murió en Atenas, después de vivir el resto de su vida como un vagabundo.
Aquí dejo un vídeo que recrea esta historia pero de una manera diferente y divertida: ¡con verduras y hortalizas!